Aunque
el aluminio fue aislado por primera vez en 1825 por el químico danés
Hans Cristian Oersted,
fue en 1920 cuando empezaron a popularizarse las
aplicaciones de este material en perfiles para ventanas,
dada su increíble
firmeza y su fácil manipulación.
A
raíz de su uso, empezaron a darse cuenta de todo el compendio de propiedades
que lo convertían en un material mucho más eficiente de lo que se esperaba en
primera instancia, y poco a poco fueron ampliando sus aplicaciones.
La primera planta importante para la producción de
aluminio en España surgió en 1929 en Sabiñánigo, Huesca.